Bajo el cuero todos los corderos y todas las ovejas,
de grandes campos o pequeñas parcelas,
se cocinen al horno o a fuego lento,
se coman con servicios o con la mano,
sea el cordero del cielo o el carnero del infierno,
la oveja del pesebre o el cordero de Bouguereau,
de martes trece o viernes santo,
de lana blanca u oveja negra,
las que cuentas en la cama o las que sueñan los androides,
todas las ovejas y todos los corderos,
que deambulan por las pampas o en camión al matadero,
las de Tierra del Fuego o Nueva Zelanda,
las digeridas por Boric o por mi abuela,
el cordero kosher o el degollado,
el vellocino de oro o el vellón del escobero, ...